El pasado 1 de julio entró en vigor la orden del Ministerio de Sanidad de actualización de la cartera de servicios del sistema nacional de salud que compromete a las autonomías a implantar un cribado poblacional de cáncer de cuello de útero en el plazo máximo de cinco años. Hasta ahora este tipo de medida era obligatoria tan sólo como cribado oportunista, esto es, se ofrecía a las mujeres de entre 25 y 65 años que acudían a la consulta la posibilidad de hacerse una citología cada tres o cinco años. Un reciente artículo de Diario Médico resume los principales cambios y repercusiones de esta intervención de salud pública que supone este cambio, comparándose la misma con la situación del cribado poblacional de cáncer de colón y recto.

SESPAS valora, a propósito de esta noticia, que los cribados efectivos son una herramienta clave de la prevención que obligatoriamente deben enmarcarse en la Estrategia Estatal de Salud Pública que debería desarrollarse de acuerdo a la Ley 33/2011 General de Salud Pública, de forma que se priorice en los sistemas sanitarios la prevención primaria tal y como muchos de los organismos internacionales ya recomiendan. Tanto el cáncer de colon y recto como el de cérvix son susceptibles de prevención primaria y deben enmarcarse en una estrategia integral de prevención.

Respecto al cáncer de colon y recto, Andrea Burón, Vocal de Relaciones Internacionales de SESPAS y experta en cribado, señala la necesidad de alcanzar una alta participación en el cribado: “Considerando que el cribado puede reducir la mortalidad por este cáncer entre el 10 y el 40%, debemos trabajar para superar tasas de participación superiores al 65% tal como se recoge en las guías europeas de calidad del cribado. Pensemos que en algunas áreas aún no llegamos al mínimo del 45%”. Otra cuestión, que debe destacarse es la necesidad de evaluación de los programas; según Andrea Burón, “en España, los programas de cribado están sujetos a una monitorización exhaustiva de todo el proceso que contribuye a la calidad de los mismos. De forma periódica se analizan los resultados de cada región y en la Red Española de Cribados de Cáncer se comparten y comparan a nivel estatal. Sin embargo, para evaluar la reducción de mortalidad e incidencia de los programas de cribado de cáncer se necesitan registros poblacionales de cáncer que cubran todo el territorio; y en España actualmente sólo disponen de ello algunas regiones”. Por último, la Dra. Burón señala que “para garantizar la calidad de los programas, debemos mejorar la información que se ofrece a la población sobre el cribado, monitorizar de forma más sistemática los cánceres que el cribado no detecta (cánceres de intervalo) y las complicaciones asociadas a la colonoscopia”.

Respecto al cáncer de cérvix, España tiene unas tasas de incidencia y mortalidad relativamente bajas en comparación al resto de países europeos, atribuible en parte a la detección precoz mediante el test de Papanicolau desde hace varias décadas. La Sociedad Española de Epidemiología emitió recientemente un posicionamiento al respecto del cribado, indicando la conveniencia de implementar un programa poblacional de cáncer de cérvix y su inclusión en cartera de servicios. Según Andrea Burón, “la principal ventaja de organizar el cribado y ofrecerlo con base poblacional es que se mejorará la equidad en el acceso y la eficiencia del proceso: aumentar las coberturas en aquellos colectivos que hoy en día no acceden a o no con tanta regularidad a las consultas de salud, y también disminuir el sobre-cribado y sobre-tratamiento de lesiones en mujeres en las que no está recomendado y en las que el balance riesgo-beneficio no es favorable”.

En resumen, SESPAS considera que desde un punto de vista organizativo, y de equidad en la prevención de salud, es oportuna la reciente inclusión en cartera de servicios que anunció el Ministerio de Sanidad en abril y que se hace efectiva a partir de este mes de julio. En los próximos años será crucial monitorizar la cobertura vacunal, debiéndose considerar cómo afectará la introducción de la vacuna del virus del papiloma humano en el 2007 al riesgo del cáncer a nivel poblacional y a la efectividad de los métodos de cribado actuales.

Last modified: 8 de julio de 2019
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