En una entrada anterior del blog de la Asociación de Economía de la Salud que ya comentamos en la web de SESPAS, se escribía acerca de la vuelta al trabajo, de cómo salvaguardar las vidas en peligro y los medios de vida (lives and livelihood), aplanando tanto la curva epidémica como la de la crisis económica. Ahora que la situación epidemiológica permite pensar en el abordaje de una segunda fase en el control de la epidemia por la COVID-19 en nuestro país, destacamos una segunda entrada en este blog que se centra ahora en la necesidad en estas situaciones de un Estado efectivo para potenciar tanto la recuperación económica como el bienestar de sus ciudadanos con el nivel imprescindible de intrusión.

Los autores señalan las enormes incertidumbres ante la que nos encontramos sobre casi todos los parámetros relevantes en esta crisis que fácilmente se extenderá hasta 2021-2022, y que, provisionalmente, nos hemos de guiar por los perfiles de dos curvas y manejar tres palancas, en un proceso de permanente ensayo y error. Las dos curvas son la de la actividad económica y la epidémica y conviene aplanar ambas, pues hay que compensar los riesgos de la COVID-19 con los del resto de causas de muerte que continúan existiendo y con las que la crisis provocará. Las tres palancas son:

  1. El control de movimientos, en un contexto democrático, por más que en alarma;
  2. El distanciamiento físico, mal llamado social, pues precisamente ahora más que nunca se requiere un amalgamiento de la sociedad, aunque más basado en herramientas virtuales;
  3. El imprescindible seguimiento de contactos, aún no bien resuelto por carencias globales en la disponibilidad de test y, consecuentemente, de indicaciones acordes con criterios clínicos y epidemiológicos, que ha de facilitar el desconfinamiento gradual y la reactivación de la actividad económica.

A modo de conclusión, los autores señalan que la crisis de la COVID-19 debería aprovecharse como una dramática, pero conveniente oportunidad para apuntar un futuro guiado por el aprendizaje general a partir de las experiencias de organización y gobernanza que se han demostrado más exitosas.  Lo realmente dramático sería que, una vez capeada la crisis, se pretendiese volver sin más a la situación de partida creyendo que lo peor ya ha pasado. ¿Cuándo abordaremos, como han hecho otros países de nuestro entorno, un esfuerzo real de simplificación normativa y de gestión? ¿Cuándo se oirá a quienes gestionan, clínicos obviamente incluidos, en pie de igualdad con quienes controlan?. Mientras, convendrá reiterar el insoslayable carácter de ensayo y error de las políticas públicas, en ocasiones casi como si de un robot aspirador se tratara. Y que en las crisis y epidemias apenas se destruye capital físico, por lo que hay que preservar, y mejorar, tanto el capital humano y organizativo como el social.

Accede a la entrada titulada “La salida: Mejorar la capacidad de respuesta sanitaria (y social)”

Last modified: 19 de abril de 2020
Ir al listado de Noticias »
Close