La pandemia de la COVID-19 ha demostrado la importancia del liderazgo de la salud pública. Los países que tuvieron un fuerte liderazgo en salud pública fueron más capaces de diseñar e implementar respuestas rápidas y efectivas que redujeron la propagación de la infección, minimizaron el impacto en las vidas y la economía, y se comprometieron con la ciudadanía. A medida que nos adentramos en el segundo año de la pandemia, es más importante que nunca que los profesionales de la salud pública a nivel local, nacional e internacional, en colaboración con otros implicados en la gestión del brote, estén preparados para asumir funciones de liderazgo. Esto significa que deben mantenerse al día con los conocimientos rápidamente cambiantes de esta enfermedad y lo que funciona, y lo que no, para controlarla. Deben asegurarse de que cuentan con las habilidades y competencias necesarias para no sólo hacer frente a la pandemia, sino también a las complejidades de la comunicación de la información al público, y a la fijación de las fracturas en nuestras sociedades que dejaron a tantas personas vulnerables a las consecuencias de esta enfermedad. Y esto significa que deben unirse, trascendiendo los límites de sus disciplinas y profesiones, para encontrar soluciones. Las organizaciones y el personal de salud pública siguen siendo la espina dorsal de la respuesta a las pandemias y a cualquier amenaza sanitaria futura; deben estar capacitados para adoptar medidas eficaces, ágiles y con capacidad de respuesta.

La COVID-19 ha sacado a la luz muchos puntos débiles de los sistemas sanitarios a nivel internacional y nacional mientras los países navegan por las interrelaciones entre la prestación de servicios de salud pública y los programas de investigación. Las políticas de austeridad han agravado las desigualdades en materia de salud y han aumentado la carga de las enfermedades no transmisibles, haciendo que nuestras poblaciones sean más susceptibles a la infección por COVID-19 y tengan más probabilidades de sufrir enfermedades graves y la muerte. El refuerzo de la colaboración internacional debe estar en la vanguardia de todas nuestras acciones. La salud pública debe ser una prioridad clave para avanzar y los gobiernos deben preparar estrategias a largo plazo para la preparación ante emergencias y la mejora de la salud, basadas en sistemas sanitarios sostenibles que no dejen a nadie atrás.

El impulso a la cooperación creado por la crisis de la COVID-19 debe continuar una vez que la pandemia haya remitido. De cara al futuro, es de suma importancia que la salud pública se fortalezca en su núcleo, para garantizar que pueda responder a las pandemias y a otras posibles amenazas sanitarias futuras. En esta línea, la Asociación de Escuelas de Salud Pública de la Región Europea (ASPHER) y la Asociación Europea de Salud Pública (EUPHA) ha emitido la siguiente declaración conjunta en la que se comprometen a continuar su larga colaboración, trabajando para garantizar que el personal de salud pública europeo se mantenga fuerte, bien formado y comprometido como líder de la salud pública. ASPHER y EUPHA, reconociendo que el liderazgo en salud pública es ahora más importante que nunca, se unen solidariamente para enfatizar la necesidad de:

  • Promover enfoques multidisciplinarios, teniendo en cuenta la amplitud y la profundidad del campo de la salud pública;
  • Promover el intercambio de prácticas, la investigación, la traducción de conocimientos, la formación y las políticas públicas en colaboración con las partes interesadas de toda Europa y del mundo, para aumentar la coordinación en las respuestas no sólo a COVID-19 sino en general; y
  • Seguir colaborando con las redes europeas e internacionales para garantizar una mejor coordinación.
Declaracion EUPHA-ASPHER por un liderazgo de SP ante pandemias y otras amenazas sanitarias futuras
Last modified: 22 de mayo de 2021
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