• Sudán acumula la mayor crisis alimentaria del mundo: 25,6 millones de personas (más de la mitad de la población) padecen inseguridad alimentaria aguda, de las cuales 8,5 millones están en fase de emergencia y 755.000 sufren hambruna catastrófica
  • En Gaza, la guerra ha provocado más de 43.000 muertes, desplazado al 85 % de la población y dejado sin alimentos a 2,2 millones de personas, con elevadas tasas de malnutrición infantil
  • SESPAS urge a la comunidad internacional a actuar ya para evitar décadas de retroceso en seguridad alimentaria y castigar las violaciones del Derecho Humanitario Internacional

Más de 282 millones de personas padecieron hambre aguda en 2023, un 24 % más que en el año anterior, y la principal causa fue consecuencia directa de los conflictos armados. Esta es la principal conclusión del último informe de la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), que dedica el quinto volumen de su serie Salud Pública y Conflictos Bélicos al impacto devastador de las guerras sobre la inseguridad alimentaria y la malnutrición. La sociedad advierte que, sin medidas urgentes, el colapso de los sistemas alimentarios en zonas de guerra hará retroceder décadas de avances y aumentará el riesgo de hambrunas a niveles sin precedentes.

En el informe, los expertos explican que el hambre aguda se refiere a la condición en que una persona no puede consumir alimentos suficientes para llevar una vida normal activa, poniendo en peligro inmediato su vida o sus medios de subsistencia. Para medir de forma sistemática estos niveles de inseguridad alimentaria, se utiliza a nivel internacional la Clasificación Integrada de la Seguridad Alimentaria en Fases (CIF), un método desarrollado por la ONU. La CIF distingue cinco fases: desde la “Seguridad general” (fase 1), pasando por la “Crisis” (fase 3, que ya exige respuesta humanitaria urgente), hasta la “Catástrofe/Hambruna” (fase 5), definida por criterios de mortalidad elevada, malnutrición masiva y colapso de mercados.

Sudán, Gaza, Haití y Malí, en el nivel de hambruna más alto

El informe sitúa a Palestina, Sudán, Sudán del Sur, Haití y Malí entre los focos más críticos del planeta, todos ellos en el nivel máximo de alerta por hambruna y en riesgo inminente de catástrofe humanitaria.

Sudán acumula la mayor crisis alimentaria del mundo. 25,6 millones de personas (más de la mitad de la población) sufren inseguridad alimentaria aguda, de las cuales 8,5 millones están en fase de emergencia y 755.000 están ya en condiciones de hambruna.

Por su parte, en la Franja de Gaza, la guerra ha matado a más de 43.000 personas y ha desplazado al 85 % de la población, dejando sin alimentos a 2,2 millones de palestinos y provocando niveles críticos de malnutrición infantil. De acuerdo al informe de SESPAS, la guerra convierte el hambre en un arma silenciosa y barata contra la población civil, al destruir cultivos, bloquear mercados y obstaculizar la ayuda humanitaria.

La organización denuncia que, pese a estar prohibido por el Derecho Internacional Humanitario y tipificado como crimen de guerra por la Corte Penal Internacional, el uso del hambre como método bélico sigue siendo habitual y no ha derivado en sanciones reales en ningún conflicto reciente. La resolución 2417 del Consejo de Seguridad de la ONU, que en 2018 estableció un vínculo claro entre la guerra y la inseguridad alimentaria, tampoco se ha aplicado para castigar a los responsables.

Triple nexo y sanciones reales

Ante este escenario, desde SESPAS se proponen cuatro acciones clave para frenar la escalada de hambre global. En primer lugar, se insta a que se aplique el enfoque del “triple nexo”, que combina ayuda humanitaria inmediata con desarrollo agrícola local y construcción de paz, lo que permite implicar a las comunidades afectadas en las soluciones. En segundo lugar, es necesario financiar intervenciones urgentes al detectar una situación en fase 3 (Crisis) de la CIF, sin esperar a que se declare oficialmente la hambruna.

Asimismo, es clave sancionar efectivamente a estados y grupos armados que violen el Derecho Internacional Humanitario y utilicen el hambre como arma de guerra. Por último, desde SESPAS piden revertir el vacío dejado por el cierre de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en marzo de 2025, mediante la creación de nuevas alianzas globales sólidas.

“Cada día se viola el derecho a la alimentación de millones de personas, y es necesario un compromiso político firme con la gobernanza inclusiva de los sistemas alimentarios para garantizar que se pone fin a esta injusticia”, concluye el informe.

Este nuevo volumen se suma a la serie Salud Pública y Conflictos Bélicos, en la que SESPAS ya ha abordado temas como la escasez de agua, el impacto de la guerra en las personas con enfermedades crónicas, la vulnerabilidad de ciertos colectivos en zonas de conflicto y la salud planetaria. A lo largo del 2025 esta serie de documentos se completará con otras necesidades de salud pública afectadas por la guerra.

Sobre la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria

La Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) es una entidad que tiene como misión contribuir a la mejora de la salud y de los servicios de atención sanitaria de la población en España.

Está integrada por la Asociación de Economía de la Salud (AES), la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), la Asociación Juristas de la Salud (AJS), la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMaSaP), la Red Española de Atención Primaria (REAP), la Sociedad Andaluza de Salud Pública y Administración Sanitaria (SASPAS-HIPATIA), la Sociedad Canaria de Salud Pública (SCSP), la Societat de Salut Pública de Catalunya i Balears (SSPCiB), la Sociedad Española de Salud Ambiental (SESA) y la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).

SESPAS reúne a casi 4.000 socios y socias procedentes de perfiles multidisciplinares, desde juristas a médicos, pasando por sociólogos, economistas y farmacéuticos o enfermeras y veterinarios, puesto que solo desde esta diversidad se puede enfrentar con eficacia la defensa de la salud de las personas.

Last modified: 9 de julio de 2025
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