El Día Internacional contra el Cambio Climático, conmemorado en todo el mundo el 24 de octubre, surge como una respuesta unificada y global al desafío del cambio climático, una conmemoración que pretende concienciar sobre este grave problema global que afecta a la salud de las personas. Esta fecha tiene su origen en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y se celebra para crear conciencia sobre la urgente necesidad de enfrentar este fenómeno. Su significado va más allá de un simple evento en el calendario, siendo un aviso de que el cambio climático es una amenaza real que requiere una acción global y urgente.

El lema lanzado para celebrar este año el Día Internacional del Cambio Climático es “Nuestras tierras. Nuestro futuro. Somos la #GeneraciónRestauración”.

De acuerdo con la ONU, está científicamente comprobado que la acción humana es la única responsable del calentamiento global de los últimos 200 años, provocando efectos devastadores que aumentan cada año. La organización estima que aproximadamente entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en contextos que las hacen altamente vulnerables a los impactos del cambio climático. Desde fenómenos meteorológicos extremos hasta la pérdida de biodiversidad y la escasez de recursos, sus consecuencias son perceptibles en diferentes partes del planeta.

Por lo tanto, el Día internacional contra el Cambio Climático nos recuerda la responsabilidad compartida de tomar medidas concretas para mitigar y adaptarnos a estos cambios. Dirigida a gobiernos, empresas y ciudadanos, esta fecha es un recordatorio de que, si actuamos de manera colectiva y comprometida, podemos empezar a revertir la situación climática para construir un futuro más sostenible para las próximas generaciones.

El cambio climático constituye una amenaza muy grave para la salud humana. Afecta a los entornos físicos, así como a todos los aspectos tanto de los sistemas naturales como humanos –incluidas las condiciones sociales y económicas, y el funcionamiento de los sistemas de salud. Se trata, por tanto, de un multiplicador de amenazas, que socava y podría revertir décadas de avances en el ámbito de la salud. A medida que las condiciones climáticas cambian, se observan fenómenos meteorológicos y climáticos más frecuentes e intensos, que incluyen tormentas, calor extremo, inundaciones, sequías e incendios forestales. Estos riesgos meteorológicos y climáticos repercuten sobre la salud, tanto de forma directa como indirecta, y aumenta el riesgo de mortalidad, las enfermedades no transmisibles, la aparición y la propagación de enfermedades infecciosas, y las emergencias de salud.

Los efectos del cambio climático también se están dejando sentir sobre nuestro personal e infraestructuras de salud, y reduce la capacidad para proporcionar la cobertura sanitaria universal (CSU). Y lo que es más importante, las perturbaciones causadas por el clima y las crecientes tensiones derivadas de fenómenos como los cambios de la temperatura y del régimen de precipitaciones, las sequías, las inundaciones y la subida del nivel del mar repercuten negativamente sobre los determinantes ambientales y sociales de la salud física y mental. Todos los aspectos de la salud se ven afectados por el cambio climático, desde el aire, el agua y los suelos no contaminados, hasta los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia. Más retrasos en la lucha contra el cambio climático aumentarán los riesgos para la salud, socavarán décadas de mejoras en la salud mundial e irán en contra de nuestros compromisos colectivos para garantizar a todas las personas el derecho humano a la salud.

Efectos del cambio climático sobre la salud

El sexto informe de evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) concluye que los riesgos climáticos aparecen más rápido y se agravarán antes de lo que se esperaba, y que será más difícil adaptarse con un calentamiento mundial acelerado.

El informe también revela que 3600 millones de personas ya viven en zonas muy vulnerables al cambio climático. A pesar de contribuir mínimamente a las emisiones mundiales, los países de ingreso bajo y los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID) soportan los efectos más rigurosos para la salud. Durante la última década, la tasa de mortalidad debida a fenómenos meteorológicos extremos en las regiones vulnerables fue quince veces mayor que en las regiones menos vulnerables.

El cambio climático ya afecta a la salud de muchas maneras, por ejemplo, provocando muertes y enfermedades por fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes, como las olas de calor, las tormentas y las inundaciones, la alteración de los sistemas alimentarios, el aumento de las zoonosis y las enfermedades transmitidas por los alimentos, el agua y los vectores, y los problemas de salud mental. Además, el cambio climático socava muchos de los determinantes sociales de la buena salud, como los medios de subsistencia, la igualdad y el acceso a la atención de salud y las estructuras de apoyo social. Estos riesgos para la salud sensibles al clima afectan de forma desproporcionada a las personas más vulnerables y desfavorecidas, como las mujeres, los niños, las minorías étnicas, las comunidades pobres, las personas migrantes o desplazadas, las poblaciones de edad avanzada y las personas con problemas de salud subyacentes.

Aunque es inequívoco que el cambio climático afecta a la salud humana, sigue siendo difícil estimar con precisión la magnitud y los efectos de muchos riesgos para la salud sensibles al clima. Sin embargo, los avances científicos nos permiten atribuir progresivamente un aumento de la morbilidad y la mortalidad al calentamiento global, y determinar con mayor precisión los riesgos y la magnitud de estas amenazas para la salud.

Los datos de la OMS indican que al año 2000 millones de personas carecen de agua potable salubre y 600 millones padecen enfermedades de transmisión alimentaria, siendo los menores de cinco años quienes soportan el 30% de las muertes causadas por estas enfermedades. Los factores de perturbación climáticos aumentan los riesgos de enfermedades transmitidas por el agua y los alimentos. En 2020, 770 millones de personas sufrieron hambre, principalmente en África y Asia. El cambio climático repercute sobre la disponibilidad, calidad y diversidad de los alimentos, agravando las crisis alimentarias y nutricionales.

Los cambios de las temperaturas y las precipitaciones fomentan la propagación de enfermedades transmitidas por vectores. Si no se aplican medidas preventivas, las muertes causadas por estas enfermedades, que en la actualidad superan las 700 000 al año, podrían aumentar. El cambio climático provoca problemas de salud mental inmediatos (como la ansiedad y el estrés postraumático) y trastornos a largo plazo causados por factores como el desplazamiento y el deterioro de la cohesión social.

Algunas investigaciones recientes atribuyen el 37% de las muertes relacionadas con el calor al cambio climático debido a la actividad humana. Las muertes relacionadas con el calor en las personas de más de 65 años han crecido un 70% en dos décadas. En 2020, 98 millones más de personas sufrieron inseguridad alimentaria en comparación con el promedio del periodo 1981–2010. La OMS pronostica de forma conservadora 250 000 muertes adicionales al año de aquí a la década de 2030, como consecuencia de los efectos del cambio climático sobre enfermedades como el paludismo y sobre las inundaciones costeras. No obstante, los retos de la modelización matemática persisten, especialmente sobre la forma de reflejar riesgos como la sequía y las presiones migratorias.

La crisis climática amenaza con deshacer los últimos cincuenta años de avances en materia de desarrollo, salud mundial y reducción de la pobreza, y con ampliar aún más las desigualdades en materia de salud existentes entre las poblaciones y dentro de ellas. Pone en grave peligro la realización de la CSU de diversas maneras, entre ellas agravando la carga de enfermedad existente y exacerbando los obstáculos existentes para acceder a los servicios de salud, a menudo en los momentos en que más se necesitan. Más de 930 millones de personas –alrededor del 12% de la población mundial– dedican al menos el 10% de su presupuesto familiar a pagar la atención de salud. Dado que los más pobres carecen en gran medida de seguro, las crisis y tensiones relacionadas con la salud hacen que unos 100 millones de personas ya se vean abocadas a la pobreza cada año, y los efectos del cambio climático empeoran esta tendencia.

Informe 2023 de Lancet Countdown sobre Salud y Cambio Climático[1]

Este informe, titulado “The 2023 report of the Lancet Countdown on health and climate change: the imperative for a health-centred response in a world facing irreversible harms”, ofrece una evaluación crítica y actualizada de la relación entre el cambio climático y la salud de las poblaciones en todo el mundo.

En su octava edición, este informe de diciembre de 2023 se basa en la experiencia de 114 científicos y profesionales de la salud de 52 instituciones de investigación y organismos de las Naciones Unidas de todo el mundo para ofrecer la evaluación más completa hasta la fecha.

Los resultados del informe son alarmantes y subrayan la necesidad urgente de abordar el cambio climático para proteger la salud humana. A continuación, se destacan algunos hallazgos clave:

  • Aumento de las enfermedades infecciosas: El informe revela que el cambio climático está contribuyendo al aumento de enfermedades infecciosas, como la malaria y el dengue, ya que los vectores, como los mosquitos, se expanden a nuevas regiones debido a las temperaturas más cálidas.
  • Impacto desproporcionado en las comunidades vulnerables: Se enfatiza que las comunidades más vulnerables, incluidas aquellas en países de bajos ingresos, enfrentan el mayor impacto del cambio climático en la salud. Estas poblaciones a menudo tienen acceso limitado a recursos de atención médica y son más susceptibles a eventos climáticos extremos.
  • Aumento de las enfermedades respiratorias: El informe destaca el aumento de enfermedades respiratorias relacionadas con la calidad del aire, a medida que los incendios forestales y la contaminación del aire se intensifican debido al cambio climático.
  • Efectos en la salud mental: Se señala que el cambio climático también tiene un impacto significativo en la salud mental, ya que eventos climáticos extremos, como huracanes e inundaciones, pueden tener consecuencias a largo plazo en el bienestar psicológico de las personas afectadas.

Recomendaciones para la acción: El informe subraya la importancia de abordar el cambio climático como una cuestión de salud pública urgente. Se insta a los responsables políticos a tomar medidas concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, aumentar la resiliencia de las comunidades y proteger la salud de las generaciones futuras.

Además, el informe hace referencia a la importancia del sector sanitario para hacer frente al cambio climático y forjar un futuro más saludable. La comunidad médica y sanitaria mundial está cada vez más unida en la aplicación de iniciativas de descarbonización y resiliencia climática para proteger la salud de las generaciones futuras y salvar vidas.

Cambio climático y equidad

El cambio climático representa un riesgo para la salud, para la calidad de vida y también para la cohesión social: aumenta la desigualdad y el riesgo de pobreza.

A corto y medio plazo, los efectos del cambio climático sobre la salud vendrán determinados principalmente por la vulnerabilidad de las poblaciones, su resiliencia al ritmo actual del cambio climático y el alcance y ritmo de la adaptación. A más largo plazo, los efectos dependerán cada vez más del grado en que se tomen ahora medidas transformadoras para reducir las emisiones y evitar que se alcancen umbrales de temperatura peligrosos y posibles puntos de inflexión irreversibles.

Aunque nadie está a salvo de estos riesgos, las personas cuya salud se ve perjudicada en primer lugar y de forma más grave por la crisis climática son las que menos contribuyen a sus causas y las que menos pueden protegerse a sí mismas y a sus familias: las personas de países y comunidades de bajo ingreso y desfavorecidos.

Al hacer frente a la carga para la salud relacionada con el cambio climático se pone de relieve el imperativo de la equidad: los principales responsables de las emisiones deberían asumir los mayores costos de mitigación y adaptación, destacando la equidad en la salud y la priorización de los grupos de población vulnerables. 

Necesidad de adoptar medidas urgentes

Para evitar efectos sobre la salud catastróficos y prevenir millones de muertes relacionadas con el cambio climático, el mundo debe limitar el aumento de la temperatura a 1,5 °C. Las emisiones del pasado ya han hecho inevitables un cierto nivel de aumento de la temperatura mundial y otros cambios en el clima. Sin embargo, un calentamiento mundial de incluso 1,5 °C no se considera seguro; cada décima de grado de calentamiento adicional tendrá graves consecuencias en la vida y la salud de las personas.

Instrumentos jurídicos de la ONU en la lucha contra el cambio climático

A lo largo de las últimas décadas, la comunidad internacional ha trabajado para desarrollar instrumentos jurídicos destinados a abordar el desafío del cambio climático. Uno de los pilares fundamentales en esta lucha es la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), una conferencia que reúne anualmente a casi dos centenares de países que establecen obligaciones básicas para frenar la crisis climática.

Este encuentro conocido como COP, el acrónimo de “Conference of the Parties”, por su nombre en inglés, tuvo su origen en 1992 durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro, cuando los estados-miembros identificaron la necesidad de crear una nueva conferencia para abordar el problema del cambio climático. Desde entonces, las COP han ganado protagonismo como puntos de encuentros para la negociación y la configuración de la agenda climática de las naciones, alcanzando acuerdos internacionales significativos que establecieron objetivos como respuesta al cambio climático.

Uno de los hitos más notables en la historia fue la adopción del Protocolo de Kyoto en 1997, que representa el primer compromiso internacional para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. En el documento, los países firmantes se comprometieron a reducir sus emisiones contaminantes en al menos un 5 % en comparación con los niveles de 1990 en el quinquenio 2008-2012. Aunque enfrentó desafíos en su implementación y algunos países optaron por no ratificarlo, este acuerdo sentó las bases para futuras negociaciones climáticas.

Años más tarde, en 2015 se adopta el Acuerdo de París con la firma de prácticamente todos los países del mundo, lo que marcó un paso crucial en la lucha contra el cambio climático. Este acuerdo establece objetivos ambiciosos para limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2 ºC con respecto a la era preindustrial, con esfuerzos para limitarlo a 1,5 ºC. Además, fomenta la cooperación internacional y moviliza recursos financieros para apoyar a los países en desarrollo en sus esfuerzos climáticos.

En la 28.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP28), celebrada en Dubái (Emiratos Árabes) durante diciembre de 2023, se logró compromisos para triplicar la capacidad de las energías renovables y duplicar la eficiencia energética para 2030, y avanzaron en cuanto a la adaptación y el financiamiento, incluida la puesta en marcha del Fondo de Pérdidas y Daños. Sin embargo, el Secretario General consideró que los compromisos financieros son muy limitados y hace falta mucho más para hacer llegar la justicia climática para quienes se encuentran en primera línea de la crisis.

La 29.ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de la ONU sobre el Cambio Climático (COP29), que tendrá lugar en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre de 2024, es una oportunidad crucial para acelerar la acción para abordar la crisis climática. Con las temperaturas globales alcanzando niveles récord y los eventos climáticos extremos afectando a personas de todo el mundo, la COP29 reunirá a líderes de gobiernos, empresas y la sociedad civil para encontrar soluciones concretas al problema más importante de nuestro tiempo.

Un tema clave de la COP29 será la financiación, ya que se requieren billones de USD para que los países reduzcan drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero y protejan vidas y medios de subsistencia de los crecientes impactos del cambio climático.

La conferencia también será un momento clave para que los países presenten sus planes nacionales de acción climática actualizados bajo el Acuerdo de París, los cuales deben entregarse a principios de 2025. Si se hacen correctamente, estos planes limitarán el calentamiento global a 1,5 °C por encima de los niveles preindustriales y actuarán como planes de inversión que impulsan los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Objetivos para una respuesta a los retos del cambio climático

La respuesta estos retos se centra alrededor de tres grandes objetivos:

  • Promover acciones que reduzcan las emisiones de carbono y mejoren la salud: apoyo a una transición rápida y equitativa hacia una economía de energía limpia; garantía de que la salud sea central en la política de mitigación del cambio climático; aceleración de las medidas de mitigación que proporcionen los mayores beneficios para la salud; y movilización de la fuerza del sector de la salud para impulsar cambios en la política y lograr el apoyo público.
  • Construir mejores sistemas de salud, más resistentes al clima y ambientalmente sostenibles: garantía de que los servicios básicos, la sostenibilidad ambiental y la resiliencia climática sean componentes centrales de la CSU y la atención primaria de salud (APS); apoyo a los sistemas de salud para dar el salto a las soluciones más baratas, fiables y limpias, al tiempo que se descarbonizan los sistemas de salud con altos niveles de emisiones; y transversalización de la resiliencia climática y la sostenibilidad ambiental en las inversiones en los servicios de salud, especialmente en la capacidad del personal de salud.

Proteger la salud frente a la gran variedad de los efectos del cambio climático: evaluación de las vulnerabilidades en materia de salud y elaboración de planes de salud; integración del riesgo climático y ejecución de sistemas de vigilancia y respuesta basados en el clima para riesgos clave, como el calor extremo y las enfermedades infecciosas; apoyo a la resiliencia y la adaptación en sectores determinantes para la salud, como el agua y la alimentación; y cierre de la brecha de financiación para la adaptación y la resiliencia en materia


[1] The 2023 report of the Lancet Countdown on health and climate change: the imperative for a health-centred response in a world facing irreversible harms. Romanello, Marina et al. The Lancet, Volume 402, Issue 10419, 2346 – 2394

Disponible en: https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(23)01859-7/fulltext

Last modified: 25 de octubre de 2024
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