El confinamiento y las demás medidas adoptadas para combatir los efectos de la COVID-19, aunque considerados necesarios, también pueden contribuir a agravar la salud de las personas y las comunidades, las economías familiares y la propia economía del país. Todavía no podemos conocer el alcance, o los efectos que estas medidas tendrán. Pero sí sabemos ya que a corto plazo están siendo devastadores y, a largo plazo, se vislumbran enormes. Además, no todas las personas sufren por igual los efectos de la COVID-19. En una primera línea, hay personas particularmente vulnerables. Esta vulnerabilidad se superpone a la ya existente antes de la epidemia. A pesar de las llamadas a la unidad, la solidaridad y la protección en la lucha contra la COVID-19, hay colectivos que podrían quedar al margen tal y como señaló EUPHA en un reciente posicionamiento.
En este contexto, SESPAS propone que los problemas derivados del confinamiento, y del resto de medidas adoptadas, deben amortiguarse y asumirse por el conjunto de la sociedad, evitando que amplifiquen las desigualdades sociales ya existentes. Las limitaciones impuestas por el confinamiento, necesarias desde la lógica de la salud pública, no deberían recaer con mayor crudeza en las personas y los grupos socialmente más desfavorecidos. Por otra parte, en países con pocos recursos, el problema se amplifica con sistemas sanitarios no universales y mercados laborales basados en la economía informal. SESPAS reclama el que los países con más recursos deben de posicionarse de forma más solidaria y apoyar a los países con menos recursos. Son obligaciones morales derivadas de nuestros estados de desarrollo, pero también de salud pública, en un mundo globalizado.
En este posicionamiento, SESPAS pone sobre la mesa una serie de medidas a adoptar por los gobiernos de todos los niveles. A corto plazo, durante la fase de confinamiento domiciliario, proponemos:
― Ofrecer la posibilidad de aislamiento de calidad a las personas que lo necesitan, pero cuya vivienda no reúne las condiciones mínimas (cohabitan con una persona positiva o sufren la enfermedad de forma asintomática). Esta opción debería estar disponible también para el personal sanitario y los trabajadores de primera línea de contacto con portadores del virus, para permitir su descanso y reducir el riesgo de exposición de familiares.
― Garantizar el derecho a la atención sanitaria a todas las personas que se encuentren residiendo en el territorio español, independientemente de su condición de regularidad o irregularidad administrativa, evitando las interpretaciones restrictivas que algunas comunidades autónomas han venido realizando del Real Decreto-ley 7/2018, de 27 de julio, sobre el acceso universal al Sistema Nacional de Salud.
― Compensar económicamente y de forma suficiente a todos los damnificados por las medidas de confinamiento: a los afectados por expedientes de regulación temporal de empleo, a los trabajadores despedidos y a los autónomos sin actividad o con actividad reducida. El objetivo es que todos ellos puedan disponer de un nivel adquisitivo mínimo, reciban los suministros básicos y puedan permanecer en su vivienda sin peligro de desahucio. De forma más general, se debería garantizar una renta mínima básica a los ciudadanos durante el confinamiento.
― Atender de forma prioritaria las necesidades educativas de los escolares que carezcan de medios para seguir programas de formación por internet.
― Atender las necesidades de las cuidadoras familiares, no tanto en relación al cuidado que ellas prestan como a sus necesidades propias derivadas del proceso y del aislamiento (respiro, estrés, autoestima…).
― Promover y favorecer el acceso a servicios de proximidad, fundamentalmente en Atención Primaria, para atender posibles casos de violencia de género o intrafamiliar.
― En la medida en que se alargue el confinamiento, con las adecuadas medidas de protección, podría pensarse en relajar parcialmente esta medida para que las personas, fundamentalmente los padres con niños pequeños, pudieran hacer algo de ejercicio, dando paseos a solas y manteniendo siempre las distancias de seguridad aconsejadas. Estas medidas, aplicadas con mucha sensatez, no tendrían por qué aumentar el riesgo de transmisión y, por el contrario, podrían tener muchos efectos beneficiosos para la salud física y mental, facilitando, además, que se pudiera soportar mejor y durante más tiempo lo que quede de confinamiento.
A medio y largo plazo, SESPAS propone:
― Considerar la dimensión de equidad y las desigualdades sociales en la estrategia de salida del confinamiento y recuperación progresiva de la actividad económica en esta crisis.
― Garantizar que las políticas económicas y sociales distribuyan de forma equitativa el coste de la crisis, con el objetivo de minorar las desigualdades, protegiendo económicamente a los grupos más vulnerados y vigilando proactivamente situaciones de necesidad.
― Preparar planes de contingencia para próximas oleadas de esta u otras pandemias que tengan en cuenta la equidad como criterio y la protección de grupos vulnerados.
Posicionamento SESPAS impacto COVID-19 Colectivos vulnerables 6abril2020
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